La sección sindical de CSIF en la prisión de Ceuta ha ensalzado este jueves el trabajo de la plantilla del Centro Penitenciario de Fuerte Mendizábal, donde durante el año pasado se intervinieron 28 teléfonos móviles, dos objetos punzantes, casi un kilo de cannabis, 0.54 gramos de cocaína, 140.5 unidades de benzodiacepinas, 1.5 de antipsicóticos, 62 unidades de otras sustancias psicoactivas y 1 unidad de otros psicofármacos, entre otras prácticas ilegales.
"Estas cifras evidencian no solo el ingenio de algunos internos para la fabricación de armas y la introducción de sustancias prohibidas, sino también los desafíos que enfrenta la administración penitenciaria en materia de prevención de la violencia, seguridad interior y dotación de recursos humanos y materiales", ha advertido el sindicato en un comunicado en el que ha advertido que "los datos sobre decomisos de objetos prohibidos no dejan de aumentar, corroborando el aumento de la peligrosidad para los trabajadores".
Además, ha dejado patente su "enorme preocupación" por "la escalada de agresiones que están sufriendo", ya que "actualmente un trabajador penitenciario es agredido cada 20 horas y se han registrado más de 1.000 agresiones en los últimos dos años".
CSIF exige "medidas contundentes y urgentes para frenar la tendencia al aumento progresivo de violencia en las prisiones españolas". Los responsables del sindicato en la prisión ceutí han enfatizado que esta deriva viene motivada, entre otros factores, por "la incorrecta clasificación interna de los reclusos con internos que deberían estar en primer grado, el más restrictivo, ubicados en módulos de segundo".
"Exigimos soluciones y poner fin a la falta de voluntad de la Administración para dar cobertura, protección, así como dotar de más herramientas para el desarrollo de las condiciones laborales en las que el colectivo de trabajadores penitenciarios desempeña su labor, de una vez por todas", ha resumido.