lunes. 06.05.2024

El 80 por ciento de las enfermeras sufren ’burnout’ (síndrome del profesional quemado) por sus difíciles condiciones de trabajo. Algo que se suma a los resultados en salud de otros riesgos psicosociales que sufren y que justifican la necesidad de que puedan optar a la jubilación de manera anticipada y voluntaria.

Con motivo del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, el Sindicato de Enfermería, SATSE, reclama al Gobierno que posibilite la jubilación anticipada de las enfermeras en base a los numerosos estudios e informes que demuestran que los riesgos de toda índole que sufren estas profesionales tienen distintos efectos perjudiciales en su salud.

Entre otros, SATSE recuerda que el informe “Lo que la pandemia de COVID-19 ha expuesto” de la de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que se ha producido un “fenómeno global de trauma masivo para las enfermeras" y apunta que ocho de cada diez profesionales en nuestro país declararon sufrir “burnout”.

Asimismo, el último estudio al respecto realizado por SATSE concluyó que cerca de nueve de cada diez profesionales se sentían estresadas y con agotamiento emocional en su trabajo. También nueve de cada diez sufrían nerviosismo, ansiedad, temor, angustia y alteraciones del sueño y ocho de cada diez alteraciones del apetito.

En Ceuta ya se han producido abandonos de la profesión de enfermera, compañeras y compañeros que han renunciado a trabajar en los centros de nuestra ciudad y han preferido iniciar una actividad distinta, alejada del ámbito sanitario, ante el estrés que han sufrido por la sobrecarga laboral.

Trauma vicario

La organización sindical subraya que, además de la sobrecarga laboral y otras condiciones inherentes a su desempeño profesional (trabajo a turnos y por las noches, falta de estabilidad, violencia verbal y física…), las enfermeras están en contacto permanente con el sufrimiento ajeno y la muerte a lo largo de toda su trayectoria profesional.

Esta realidad provoca el trauma vicario, también conocido como tensión empática, que es el desgaste psicológico y emocional que pueden llegar a sufrir aquellos profesionales que se dedican a cuidar de las personas. Este trauma provoca un gran número de síntomas emocionales, fisiológicos, cognitivos y conductuales.

Las enfermeras también están expuestas a otros riesgos laborales (biológicos, químicos, físicos, mecánicos y ergonómicos). Por ello, SATSE ha reclamado al Gobierno que apruebe una norma que haga posible la aplicación de un coeficiente reductor de la edad de jubilación en favor de las enfermeras.

Negociaciones

Esta demanda también ha sido trasladada por el Sindicato de Enfermería al Ministerio de Sanidad en las negociaciones que se vienen manteniendo para reformar el Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud. Se trata de una prioridad para la organización sindical que seguirá reclamando en todos los ámbitos.

SATSE recalca que las enfermeras cumplen los mismos requisitos que otros colectivos profesionales (policías, mineros, bomberos…) a los que el Gobierno ha permitido ya acceder a la jubilación anticipada una vez que la Ley General de la Seguridad Social lo posibilita para aquellas actividades profesionales de naturaleza penosa, tóxica o peligrosa con elevados índices de mortalidad.

Por último, el Sindicato destaca que las enfermeras, por la naturaleza y complejidad de su trabajo, requieren de una pericia y habilidades específicas, así como un estado de permanente alerta y vigilancia, que se ven afectadas a causa del natural envejecimiento de los profesionales.

Los riesgos psicosociales perjudican la salud de la mayoría de las enfermeras
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