La programación diseñada les permite adentrarse -bajo una dimensión social, cultural y turística- en valores como la convivencia, la tolerancia, la solidaridad y el aprendizaje multiculturalidad. Prueba de ello es que su primera semana en la ciudad ya les ha transformado su manera de verla y entenderla.
Gracias a las vivencias adquiridas, ellos mismos se van a encargar de difundir la imagen de Ceuta. Al grupo de jóvenes se suman cinco ceutíes que se convierte en “cicerone”, mostrándoles la diversidad cultural y las potencialidades.
La veintena de participantes proceden de comunidades como Extremadura, Castilla-La Mancha, Euskadi, Murcia, Navarra, Galicia, Andalucía y Madrid. Por delante, todavía les quedan días por aprovechar para fotografiar cada rincón, probar cada manjar gastronómico y respirar el ambiente que les brinda un lugar antes desconocido para ellos.