En su pregón, ha recordado uno de los momentos más especiales, la noche en que la virgen del Rocío sale en manos de los almonteños. En la parroquia de Santa Teresa, los devotos ceutíes han vivido momentos de emoción; la pregonera juvenil no ha podido evitar las lágrimas con la sorpresa que le tenía preparada su padre, Eduardo Ayala, como cierre a las palabras de exaltación rociera de su hija.